Estos días, nos llaman a Sevilla Laica de Medios audiovisuales y periodísticos
para hablar sobre las procesiones infantiles.
¿Por qué a nosotros?
¿por qué un hecho nimio, una actividad más de los Colegios e Institutos sevillanos, se ha
convertido en “noticia” y tantos ciudadanos vienen a pedirnos información o a dejarnos quejas y denuncias?
Como siempre, porque se ha roto la normalidad, en esos centros de educación públicos, donde se han producido conflictos y tensiones , naturalmente proyectados a los
padres de esos niños, y por tanto, también a los directivos y profesores.
De ahí que, al no ser resueltos, se haya plasmado como denuncia ante nuestra Plataforma, Sevilla Laica y como noticia al ser anuladas.
¿Qué ha generado esa ruptura de la normalidad de la Escuela Pública?
A ningún Profesor de Matemáticas o Lengua se le va a ocurrir programar con sus alumnos una actividad fuera de lugar u objeto de discusión en el centro, pero seguro que no llegaría a los Medios. Chirriante o llamativa, quizás; algunos padres preguntarían por el objetivo educativo del profesor; o por su función en el curriculum de Matemáticas o de Lengua, pero nada más.
Sin embargo, en el Aula de Religión, una procesión infantil en estos días próximos a Semana Santa está formando parte de las “tareas docentes” que recibe su alumnado de Infantil y Primaria, de manera que se supone que NO ESTÁ FUERA DE LUGAR. ¿Cómo es posible?
...Y aquí es donde hay ruptura, porque su finalidad es catequizar a futuros ciudadanos en una determinada doctrina, algo que pertenece a las dogmas de unas determinadas creencias.
...Y aquí es donde no puede haber acuerdo en los que pertenecen a la Comunidad Educativa de ese Centro Público, porque admite como actividad un remedo de procesión religiosa con alumnos de infantil y primaria, que por ser confesional y servir de "catequesis" está fuera de los requisitos de aprendizaje.
... Y aquí es donde comienzan los conflictos, derivados de la discriminación y segregación que supone inmediatamente para quienes sus familias no eligieron Religión en la matrícula, alumnos y alumnas que resultan separados de esa actividad por ser confesional.
En suma, la única causa de tales tensiones y conflictos en un espacio escolar en el que la convivencia es finalidad primordial, es la injustificable presencia de UNA RELIGIÓN como parte de las enseñanzas reguladas en la Escuela Pública de un Estado aconfesional. Y lo más grave, el vacío o falta de unas normas claras de la Inspección para lidiar en los Centros con estas rupturas y conflictos.
Si se resuelve lo que, a todas luces es un anacronismo, si las religiones vuelven a sus lugares propios de cada fe o creencias, llegando por unanimidad a que en la escuela daña tanto a los que “creen” como a los que no, se habrá eliminado la raíz de algo que nunca debió de ser “problema, conflicto o ruptura”. Si ninguna de las Religiones se impartiera en la Escuela Pública, ¿se hubieran producido esas tensiones, que en ocasiones han pasado a ser tan conflictivas? De ninguna manera.
Y no vale argumentar que “no se puede hacer nada” mientras
esté en vigor un sorprendente CONCORDATO entre el Estado Español y el Estado Vaticano. Es falso... se puede ANALIZAR, se puede REFLEXIONAR sobre las consecuencias que produce en la Escuela Pública, se puede DECIR, y mucho, pasos previos para poder ACTUAR.
Ahora, estos días previos a las procesiones, a la vista están las discrepancias. Sin ellas, no habría
“caso”, ni “noticia” merecedora de debate. Ni de atención de los Medios.
Mientras tanto, aportemos desde Sevilla Laica.
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