El Partido Socialista recuerda el laicismo en algunas grandes ocasiones. La más reciente fue en el pasado congreso federal de Sevilla, cuando los dos candidatos, Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón rivalizaban en proclamarse paladines de la separación iglesias-Estado que es seña de Identidad de todas las democracias modernas. Al “nos plantearemos revisar los acuerdos con el vaticano” de Don Alfredo, respondía Doña Carme con un enérgico “lo que queremos es un Estado Laico” entre vítores de los delegados.
Se ve que fue un espejismo. Lo más probable es que entre esos delegados no se encontrara el Sr. Álvarez de la Chica, excelentísimo Sr. Consejero de Educación de la Junta de Andalucía, que dos días después de respirar aliviado por el resultado de las elecciones andaluzas, aprovecha para olvidarse del laicismo y publica en BOJA el ¿convenio? entre la Consejería de Educación y las comunidades evangélicas de España, por las que el próximo curso 2012/2013 habrá en Andalucía, en todos los colegios donde los padres lo soliciten, personas encargadas de difundir las enseñanzas evangélicas, o protestantes, como los hemos llamado tradicionalmente en España. Y no estoy hablando de actividades extraescolares, sino de una “asignatura” más a impartir en horario lectivo.
A poco que nos recuperemos de la perplejidad nos asalta una pregunta nada trivial en tiempos de recortes y de dificultades para sostener nuestro paupérrimo Estado del (bien)estar. ¿Quién pagará este desatino?
¡Efectivamente! ¡Lo ha acertado usted! Los pagaremos entre todos. Da igual que sea usted católico, musulmán, ateo o pastafariano. O que, como a la mayoría, le traiga al pairo la religión. En esto de pagar curas (y pastores, y lo que vendrá) todos somos iguales. Puede que no haya dinero para limpiar los colegios, pero las almas de nuestros niños van a estar relucientes.
Así que, maestros y profesores parados, interinos despedidos, dejen de hacer cola en el SAE, olvídense del sindicato y la manifestación y corran al templo evangélico más cercano a solicitar una plaza. Es una oferta mucho mejor que la de “meterse” a cura que hace poco conocimos. Y además, se admiten mujeres (espero). A eso debe referirse el Papa cuando dice que la respuesta a la crisis está en la fe. ¡Y tanto!
Y no sólo nos toca pagar el sueldo de estos señores y señoras. También costearemos los libros de texto y la formación de los evangelistas para que aprendan a adoctrinar correctamente y vayan juntando puntitos para poder presentarse a las oposiciones y convertirse en funcionarios por la vía de la Fe. Y los tendremos sentados en los Claustros decidiendo sobre la educación de nuestros futuros ciudadanos. Y los pastores tendrán derecho a ir a los colegios a “inspeccionar” cómo se adoctrina a los niños. Y mucho me temo que pagaremos los despidos cuando el ¿obispo? De turno decida que su vida no es acorde a los principios de la religión por vivir en pecado, o hacerse un piercing, vaya usted a saber.
Y prepárense, que no serán los últimos. Pronto tendremos “profesores” con turbante guiando a los seguidores de Alá. Esperemos que no se nos cuele algún discípulo del imán de Estepona o el de Tarragona. Del recto proceder de nuestras autoridades educativas socialistas (más socia que listas) podemos esperar que haya que retirar los contenidos de convivencia y coeducación por atentar contra los sentimientos religiosos, y no al contrario.
Así entienden el laicismo en el PSOE. Queda bonito en discursos y asambleas, pero jamás se traduce en acciones concretas. A la hora de preguntarse por qué pierden apoyo ciudadano deberían considerar la decepción que causa en los ciudadanos este engaño constante.