miércoles, 12 de febrero de 2014

¿Y la violación no?

Andamos estos días preocupados por la regresiva derogación de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva del 2010. Es un tema en el que se ponen en juego derechos y libertades y que debe preocuparnos como laicistas.
Intentaremos dejar un poco de lado el lamentable rifirrafe PP-PSOE arengado desde esa prensa que presume de independiente y a la que en ocasiones cuesta un gran esfuerzo no calificar de "órganos de propaganda"
Desde mi punto de vista personal, la cuestión está más que clara: Las mujeres tienen todo el derecho a decidir cuándo y en qué circunstancias quieren ser madres. En cuanto se consiga que una mujer no quede embarazada sin desearlo, todo este debate será historia. Bueno. Quizá peco de optimista. Tal vez el machismo invente otros subterfugios para seguir usando la maternidad como arma contra los derechos y libertades de las mujeres.

Sin embargo, los que defienden la "Ley Gallardón" opinan de otro modo. Me propongo analizar sus argumentos para demostrar que no son más que excusas para negar a las mujeres el derecho a decidir, ese del que tanto se habla.
Se nos dice que la prohibición del aborto tiene como fin proteger los supuestos derechos del nasciturus. Me parece aberrante que lo que solo era un par de células entre varios millones de los cuerpos de un hombre y una mujer, de pronto, por el hecho de unirse, se conviertan en un sujeto de derechos. Pero hay quien no lo ve así y por algún misterio ético-mágico llegamos al  "Ave Orbis, nascituri te salutant".
Aquí hay que hacer un pequeño inciso. Es muy peligroso eso de atribuir personalidad jurídica a algo en función de lo que puede llegar a ser. Si pienso, cual Urdangarín, en quedarme algo que no es mío, ¿me pueden detener por ser un "choriturus"? O si me perturba la belleza de la chica que se sienta a mi lado en el autobús ¿me convierto en un despreciable "violaturus"?
Por otro lado, ¿qué tiene de especial el momento de la concepción? Entiendo su importancia biológica, pero no la legal ¿Por qué no se protege antes? ¿O después?
Las explicaciones no hay que buscarla en la Constitución, ni en la ONU, ni en la Ciencia. Por muchas vueltas que le den los anti-mujeres que se hacen llamar pro-vida (que "vende" mucho más), las únicas razones claras están en la doctrina religiosa.
¿Por qué no se dice claramente que se quiere prohibir el aborto por razones religiosas? Porque reconocer a la religión como fuente del derecho nos equipararía a Irán, Arabia Saudí y a los peores regímenes teocráticos.
Así que los antimujeres no tienen más remedio que marearnos con argumentos capciosos que no hay quien se los trague. Y la exclusión del caso de violación es la mejor prueba de lo que sostengo. Si hay que proteger al simpatico y desvalido nasciturus de su egoísta e inhumana madre que no piensa más que en pasárselo pipa y no quiere responsabilidades, ¿qué más da de dónde venga la parte espermatozoidal del nasciturus? ¿A ver si va a resultar que hay nasciturus y nasciturus? ¿Se puede obligar a ser madre sin quererlo a la que se acostó con su novio (o con quien le dio la gana, que para eso es suyo el cuerpo) y se quedó embarazada por error, imprudencia, accidente, omisión, o por cualquier otra causa.? ¿Cuál es la diferencia?
A los que nos hemos criado en los rectos principios de la religión nos viene rápidamente a la mente una palabra: "culpa" Y su compañera inseparable: "pecado"
He ahí la explicación de todo. He ahí la madre del cordero nasciturus.
Ese es el sentido de esta ley. No se trata de proteger al nasciturus, que, como bien podemos comprobar, una vez pasa de la potencia al acto y se convierte en persona nacida se la trae al pairo a este Gobierno recortador e inhumano.

Se trata de limitar la libertad de las mujeres para llevar una vida sexual a su elección. Se trata de usar como arma la posibilidad de un embarazo para reprimir las conductas que los religiosos condenan. De castigo. De sufrir las consecuencias de tus actos. De crueldad. Esa es la diferencia que marca la violación. Que la embarazada-violada no tiene culpa la pobre. No tiene que ser castigada. Ya ha sufrido bastante.
¿Y el nasciturus? - ¡Ah! Se siente
Sin embargo la libertina que se acuesta con hombres, esa ramera que mancilla con el sexo el cuerpo que dios le ha dado, el templo del alma... Esa que se fastidie. No podemos impedir que folles, pero como te pillemos en un descuido, ¡a traer hijos al mundo! Parirás a tus hijos con dolor, fue la condena.
Y recordemos una vez más que nadie, nadie, nadie está defendiendo que se aborte. Lo que se defiende es la libertad de poder elegir. Que si tus principios religiosos te exigen traer al mundo a un hijo que no deseas, tendrás no sólo la libertad de hacerlo, sino la ayuda y protección que el Estado pueda ofrecerte.

Es patético que en el siglo XXI todavía haya tanta gente que se escandalice por cómo los demás decidan vivir su vida. ¡Cuanto inquisidor queda en esta tierra!
He aquí las verdaderas razones de estos hipócritas misóginos. ¿Sería mucho pedir que dejen de marearnos con nascituradas?
¿Alguien se cree que una diputada que justifica los recortes a los nacidos con un épico "que se jodan" pierde el sueño por los niños de los pobres, nacidos o por nacer? Para que me entienda incluso Andrea Fabra, ¡no me jodas!

4 comentarios:

Fabiola LLoret dijo...

Nunca pensé que un hombre pudiera expresar con palabras lo que yo, como mujer libre, pienso y siento. Gracias, Leo.

Manchu dijo...

Gracias Leo por tan esclarecedor artículo. Sería conveniente que lo leyeran muchas personas, con lo cual disminuiría el escaso número de hispanos que están a favor de la pavorosa e inhumana ley que nos quieren implantar

Teresa dijo...

Excelente artículo, escrito con el corazón y la cabeza. Has dado en el clave, Leo, se trata única y exclusivamente de imponer los más rancios valores religiosos, que ni siquiera son compartidos por la gran mayoría de los católicos, a toda la ciudadanía, hombres y mujeres, que los hombres, aunque no paran, también comparten los hijos obligados a nacer. Pero lo peor es la hipocresía, porque esta Ley no va a impedir que nadie que quiera abortar aborte, eso sí, con riesgo y abocadas a la ilegalidad para muchas, y viajando de nuevo al extranjero para las que pueden permitirselo. Lamentable.

María Dolores González Cantos dijo...

Genial. Esa forma de expresarlo tan ágil y directa para desvelar lo esencial. Ya es difícil en estos temas tan delicados, tan escondidos bajo esa hipocresía clerical que en el articulo se muestra a las claras. Se los apropian sin-vergüenza y hasta con cinismo. ¿Hasta cuándo?