viernes, 29 de noviembre de 2013

Un Estado laico para una Democracia real



Sevilla Laica estuvo en Morón de la Frontera el viernes 22 de Noviembre.
El Colectivo Asambleario Local nos pidió una charla sobre laicismo para informarse de nuestros objetivos,  con la generosa idea, además, de colaborar en su caso con nosotros en la difusión de las campañas que tenemos en marcha.


Y allá que nos fuimos. Y la verdad es que fue muy gratificante atender su invitación.
Son un grupo muy activo y solidario, que a partir de un local totalmente abandonado por la administración, ha conseguido tener un centro utilizado ahora por muchos grupos y asociaciones del pueblo. Antes de ellos estaba literalmente vacío. Nosotros estuvimos en  un lugar completamente  lleno: de estanterías de libros, de sillas para el encuentro y el debate, de proyectos y de personas ilusionadas y comprometidas en ellos…

La charla trató primero de cuáles son los fundamentos filosóficos y políticos del laicismo, que como sabemos están desde luego en la propia democracia. A partir de ahí pudimos pasar luego a analizar la realidad de la democracia española, que lastrada por un poder de siglos de la iglesia católica,  no termina de independizarse de algo que las otras democracias europeas han conseguido hace muchos lustros: eliminar la intromisión de la Iglesia en los asuntos públicos. Es decir, que la democracia española sea un Estado Laico.
En el debate se concretaron muchas cosas a partir de las interesantes preguntas y sugerencias del público.

Y no es que el laicismo sea antirreligioso (de hecho, hay muchas personas y organizaciones cristianas, católicas, que son laicistas). Es que al Estado garantiza la libertad (dentro de la ley), de opiniones e ideologías, de creencias religiosas o no, de sus ciudadanos, pero es neutral en esos ámbitos de la conciencia individual. 

El laicismo exige al Estado que cumpla con lograr simplemente que a los clérigos, sean de la religión que sean, ni se les ocurra siquiera meterse a querer imponerse a toda la ciudadanía desde los dogmas y principios “morales” de sus fieles. Y lo hace, por ejemplo, presionando a favor o en contra de las leyes (matrimonio, divorcio, despenalización del aborto, salud, avances científicos…). Y desde luego, que no se pliegue a sus apetencias de privilegios, y no solo económicos. Ahora recibe unos 11.000 millones de Euros entre ingresos directos, desgravaciones fiscales (no paga IBI, ni otros impuestos), subvenciones, pago de sueldos a curas y jerarquía, etc. etc.). Es injusto y discriminatorio, sobre todo en esta época de recortes, de paro, de desahucios, de Presupuestos Generales disminuidos. Es al Estado a quien exigimos un funcionamiento de  la democracia sin clericalismos. Somos nosotros los ciudadanos, creyentes o no,  quienes no podemos consentir  ni símbolos religiosos católicos en ámbitos públicos, que son de todos; ni catequistas en las  aulas de una Escuela que enseña a convivir a los que son diversos, que da una formación común , sin dogmas particulares. Iglesia en su sitio, sin colarse en los asuntos públicos.
Nuestro objetivo es el Estado laico, que respeta a los ciudadanos tomados de uno en uno, pero que persigue el bien común, la convivencia  ciudadana desde la diversidad individual.

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