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miércoles, 22 de octubre de 2008
El Ayuntamiento debe impedir que los sevillanos paguemos la Mezquita
El periódico gratuito ADN nos informa hoy de que el Ayuntamiento de Sevilla está estudiando indemnizar a los promotores de la Mezquita de Sevilla por no haber podido cumplir sus compromisos, ya que los tribunales anularon la cesión ilegal de suelo público, comparada por los jueces con una estafa urbanística.
El Ayuntamiento de Sevilla, por boca del concejal de Urbanismo, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, ha aceptado la posibilidad de estudiar una petición de indemnización. El presunto representante de dicha comunidad, Malik Ruiz, afirma que están considerando reclamar dicha indemnización.
Poco nos ha durado la alegría por la ejemplar sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que interpreta que no puede cederse suelo público a confesiones religiosas para destinarlo a templos de culto, como no puede ser de otro modo en un Estado laico.
La justicia reconoce así lo que debería ser habitual en un Estado democrático, la consideración de la práctica religiosa como una actividad privada, que no debe aceptar ni obtener ningún trato de discriminación (positiva o negativa) por parte de las administraciones. Esta reclamación es compartida por los sectores democráticos de todas las confesiones religiosas.
No entendemos la postura de nuestro Ayuntamiento, dispuesto a subvencionar generosamente a esta comunidad con nuestros impuestos. En estos tiempos de crisis, donde muchos trabajadores, muchas familias, muchos pequeños comerciantes están pasando apuros se debería ser aún más ciudadoso con el destino del dinero público. En nuestra opinión, el área de Urbanismo debería preocuparse más de facilitar el acceso a la vivienda de los jóvenes (los que no tienen padrino), por ejemplo, y respetar la independencia de las organizaciones religiosas.
Estamos de acuerdo en apoyar la labor social que desarrollan colectivos vinculados a organizaciones religiosas, pero no concebimos que se destinen fondos ni terrenos públicos para edificar templos.
Creemos que los creyentes pueden encontrar lugares que les ofrezcan las condiciones de tranquilidad necesarias para llevar a cabo sus ritos sin necesidad de privarnos al resto de los ciudadanos de nuestros equipamientos sociales o de los fondos para sostenerlos. Aunque eso les suponga un proyecto más modesto que el ambicioso edificio que pretendían construir en Los Bermejales.
Si realmente esa mezquita es necesaria, la comunidad islámica deberá conseguir los fondos para adquirir el suelo donde construirla, como cualquier hijo de vecino, y no pretender apropiarse de lo que es de todos.